Bientôt l'été

Bientôt l’été es un videojuego para dos jugadores. Dos jugadores que simulan ser amantes. Simulan ser amantes separados el uno del otro por años luz de espacio profundo. Tienen paseos solitarios por la costa de un océano simulado, pensando con nostalgia el uno del otro. Pensamientos sobre antigua literatura terrícola de Marguerite Duras.

La playa vacía, el fuerte viento, la dulce música y una pequeña colonia de gaviotas electrónicas son su única compañía. Aún así, sus corazones están llenos y su mente confundida. Caminan por la orilla hasta encontrarse con el vacío.

Cuando se vuelve demasiado, corren el uno hacia el otro. Gracias a las redes intergalácticas, sus cuerpos holográficos se tocan en el ciberespacio. Un surrealista juego de ajedrez se convierte en el sistema mediante el cual ellos, hombre y mujer, pueden hablar. Las palabras que pronuncian se las han dado, como siempre se les han dado a los amantes en todas partes.

El mar sigue ahí, tirando de sus corazones, cuando no de sus cabellos o ropas, como si del mismo mar tirase la luna virtual. Y, por grande que el deseo del uno por el otro sea, no pueden separarse del viento y las olas y la arena. Cada vez encuentran un nuevo tesoro. Un campo de tenis abandonado. Una pila de carbón. Un perro muerto. Común. Absurdo. Sin sentido. Aún así reconfortante.

Entrar en una cafetería, salir de una casa de campo, entrar en un casino, salir de las ruinas de una antigua mansión colonial. Sabemos que todo esto no es real. Así que no nos sorprende. Nada nos sorprende. No importa cuando sientes el dolor del amor. De estar enamorado, de enamorarse, de marchar estando enamorado. No existe eso que llaman tiempo. Solo hay amor. Y nunca para. No importa lo mucho que duela.